Sunday, September 16, 2012

Movilización contra torre de telefonía móvil


Movilización contra torre de telefonía móvil

Por: Luciana Sosa. Se realizará hoy a las 16.30 en la zona de Oroño al 3400. Familiares de víctimas de cáncer de la zona piden que se investigue la incidencia de la antena de celulares que está sobre la escuela Padre Rafael Cantilo en la salud de las personas.
6 jun, 2011
En la zona de Oroño al 3400 los vecinos y padres de alumnos de la escuela Padre Rafael Cantilo se muestran preocupados por la permanencia de una antena de telefonía celular en el predio de la parroquia lindera, Santísimo Sacramento. La estructura de hierro lleva 12 años en el lugar y cada vez son más casos de cáncer que se diagnostican en el barrio y entre quienes asisten al colegio. Durante los últimos días hubo cruces entre el Arzobispado de Rosario, directivos del colegio, el testimonio de técnicos y de los propios padres que esta tarde, a las 16.30, volverán a cortar el bulevar para pedir  que la antena sea removida.
Sentadas, de espaldas al monstruo de hierro que –sospechan– pone en riesgo la vida de sus hijos, un grupo de mamás dialogó con El Ciudadano acerca de los temores que les genera la enorme estructura y sobre la lucha que emprendieron desde hace unos meses para que se retire la antena. Entre ellas está Marisa Gauna, una de las madres que habla por la antena desde el dolor. Su hijo Maximiliano, de 8 años, murió en diciembre pasado a causa de un tumor cerebral que no pudo ser revertido tras dos operaciones. Lo particular fue la pregunta que los médicos oncólogos incluyeron en el cuestionario de rutina durante el tratamiento de Maxi: fue sobre la cercanía de una antena de este tipo. “Francamente, nunca había visto la antena, y si la vi jamás le había prestado atención. Los médicos quedaron al estudio del caso de Maxi, pero hoy sólo sé que mi nene se fue después de luchar contra una enfermedad terrible que se lo llevó después de un año y medio”, dijo Marisa.
Ante la noticia de que su hijo tenía cáncer, Marisa no dudó un instante en preguntar las razones por el mal que lo aquejaban. “La oncóloga me dijo que probablemente se debía a la contaminación en general, porque es muy raro que un chiquito tenga un tumor tan grande en tan poco tiempo. Aún recuerdo que estuvimos un mes entero yendo de médico en médico, buscando la solución al dolor de cabeza que tenía Maxi, hasta que descubrimos ese tumor”, relató.
Tras la primera operación, el nene pasó por radioterapia y luego retomó sus estudios. “Muchas veces me pregunto qué hubiera pasado si Maxi no volvía al colegio. Él venía con tantas ganas y se esforzaba tanto por aprender y estar con sus amigos que nunca manejé la posibilidad de trasladarlo a otra escuela”, comentó la mujer sobre la opción que sí eligió para el hermano mellizo de Maximiliano.
“Maxi decía todo el tiempo: «Mamá, quedate tranquila que yo estoy bien». Pero en septiembre del año pasado ya no hablaba, perdió la visión, estaba quietito en la cama y se nos fue”, relató Marisa, acongojada.
A su vez, la mujer señaló que su esposo se hizo presente en la escuela durante el verano, para presentar la situación a la directora y pedirle algún tipo de explicación sobre la antena y el peligro que representa.
Por otra parte, Cristina, otra de las madres que se moviliza por el retiro de la antena, dijo estar preocupada por la salud de su hija, que ingresó este año a preescolar, y la de sus compañeritos con “doble escolaridad”. “Cada noche sueño con el peligro al que puedo exponer a mi hija, hubiera deseado que me informen de la existencia de esta antena antes de anotarla, pero no fue así. Hoy hay padres que han retirado a sus hijos del colegio, pero desde la dirección no les han firmado el pase que se necesita en estos casos y eso les complica el cursado de este año”, sostuvo la mujer.
A su lado, Jaquelina destacó la labor de la escuela en materia educativa: “Estamos orgullosos del colegio en sí, de la calidad de su enseñanza, pero no podemos sostener que nuestros hijos estén e la deriva del poder que implica esa antena, sea una cuestión económica o lo que fuere. Necesitamos, pedimos, imploramos que quiten esa amenaza para nuestros hijos y para todos los vecinos de la zona”.
Entre las historias que relataron los vecinos está la de Javier, un profesor de educación física que vive detrás de la parroquia.
Su suegro murió de cáncer de pulmón hace unos 9 años y su esposa salió airosa de un cáncer de útero hace ya tres años. “No sabemos con exactitud si esta antena tuvo que ver con la enfermedad que rodeó a mi familia, pero sí sabemos que en los últimos diez años los casos fueron numerosos. Hoy veo que hay antenas por todos lados, inclusive una en medio de la pileta del club Ciclón. ¿Cómo se explica eso? Creo que con mucho dinero de por medio”, arriesgó. En tanto, mencionó que María Inés, una de sus vecinas, también había muerto a consecuencia de un tumor en su pecho.
Cruces por el armazón
El tema fue motivo de cobertura de distintos medios de la ciudad, más allá de que hace unos años la ONG Antena Rosario había elevado un escrito al Concejo Municipal solicitando la quita de esta antena como las que se ubicaban en el predio de los colegios La Salle y Cristo Rey. El martes, Carolina, una de las tantas madres presentes en la puerta del Padre Cantilo, expresó al programa Bien Temprano que el concejal Aldo Gómez había visitado la escuela para conocer el caso. “Ingresó al colegio, vio la antena y nos aseguró que su permanencia es irregular, sobre todo por la cercanía que tiene a una escuela, eso lo dice una ordenanza municipal (la 8367) y prometió tomar cartas en el asunto, pero hasta ahora no tuvimos respuestas”, lamentó la mujer.
A su vez, desde el Programa Antenas Rosario, Juan Pedro Chenevier sostuvo a la misma emisión televisiva: “Esa antena no presenta un riesgo tan importante como el denunciado por los padres, las ondas electromagnéticas que emana son mucho menos riesgosas que las emitidas por el teléfono celular que tenemos constantemente en nuestra cabeza”. Chenevier también mencionó en diálogo con Radio Universidad que las antenas radiofónicas presentan un peligro mayor que las de telefonía celular.
Sin embargo, el dato más efervescente de la situación fue el comunicado que publicó el Arzobispado de Rosario en el diario La Capital el jueves pasado, desligándose de toda responsabilidad sobre la existencia de la antena en el patio de la parroquia Santísimo Sacramento. En ese escrito la entidad eclesiástica afirma que “nunca firmó un convenio para instalar una antena de telefonía celular en el predio de la escuela 1173”, y si bien dejó en claro que ese convenio se llevó a cabo sin su consentimiento, “se suma a la preocupación de los padres”.
Voceros de la entidad religiosa manifestaron que jamás se los había consultado para la instalación de la estructura metálica, y mucho menos se les había propuesto percibir un canon sobre la estadía en el espacio a cielo abierto.
En tanto, la directora de la escuela, Norma Martínez, aseveró a este medio “estar trabajando a la par de los padres” respecto al retiro de la antena. “Hemos elevado cartas documento a la empresa Telecom y hasta el momento no hemos tenido respuestas. Entendemos la preocupación de los padres y de los vecinos de la zona, pero no podemos actuar de otra manera. Estamos trabajando en conjunto y hemos consultado al Ministerio de Educación sobre el accionar que debemos emprender desde el colegio para apoyar esta lucha y nos dijeron que vamos por buen camino. No podemos hacer otra cosa más que esperar”, dijo Martínez.
Los que siguen en Alerta
Desde la ONG Alerta Antena, manifestaron que el grupo lleva “años trabajando por la quita de las antenas de telefonía celular que ponen en vilo la salud de toda una ciudad. Estas estructuras deben instalarse en las afueras para evitar el contacto tan cercano de las ondas electromagnéticas que emanan y que destruyen el sistema inmunológico de las personas”, sostuvo Víctor Schmid, integrante de la ONG.
http://www.elciudadanoweb.com/?p=225829

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